de negro a rojo;

estoy en decadencia poética. porque, certeramente, no encuentro nada que rime con tus ojos. mis ganas de seguir han pasado de negro a rojo y las voces me siguen gritando que te quiero.
funcionan como analgésicos: me tienen dando vueltas todo el día. es curioso, cuanto menos, que trate el amor como si fuera una enfermedad mental, ya que a veces la migraña es más excitante, más estridente y sabrosa que saber que te inmortalizo aquí y no te ves.
sólo deseo que puedas tocar lo que digo. entiéndeme, mi amor; busca tu nombre entre mis letras. en mis dedos estás, en mi cabeza sigues.
vamos, no me dejes ser así.
explícame cómo borro esto que siento.

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